domingo, septiembre 3

Florecer en las manos de un hombre de verdad.



Me cuesta trabajo no pensar en por qué no nos conocimos antes. Menos rotos, más inocentes y con más confianza en la vida. 

Negamos la existencia de amor, pero es evidente la decisión consiente y deliberada de cuidarnos, de proteger cada palabra y de atesorar cada recuerdo. 

Me confunde la conexión instantánea que tenemos cada ves que nos vemos, me sorprende que me conozcas tan bien, me agrada nuestra abierta vulnerabilidad con la que siempre hablamos.

Si deliberadamente decidimos no amarnos hoy, deliberadamente deseo que tengamos una cita en una próxima vida. Una en la cual se cruce el tiempo y el espacio para una historia linda como la que nos debemos. 

Tu decisión de no tener hijos, tú desesperanza a la vida y nuestra incompatibilidad de proyectos de vida. Hoy nos separa. 


Me gustaría decirte que en realidad te quiero muchísimo, que eres mi punto seguro, mi puerto de tranquilidad, mi lugar donde puedo ser realmente yo. El hombre que siento que realmente me mira no por lo que tengo, por lo que significo en la sociedad; eres el único hombre que me ha visto por lo que soy. Y eso mi Sr. Vargas, te hace profundamente inolvidable para mi. 


Me permites conocerme a través de ti, me permites ser el reflejo de lo que mi poder de mujer te produce, eres un punto de autodescubrimiento para mi. Que lindo es sentirme protegida, cuidada, consentida y valorada por ti….. tal ves esas sensaciones sean sinónimos de sentirse con un amor libre y con una temporalidad única del momento presente. 


Mientras yo te escribo esto a ti, tú le escribes a otra. Y este balde de realidad me recuerda que aunque eres mi droga y mi sueño más placentero… se debe tomar distancia. Una distancia llena de mucha complicidad.


Gracias mi amor. Gracias por cuidar lo que me queda de corazón y reflejarme para que mi hembra, mi mujer salvaje florezca al mundo. 


Con infinito amor para ti. 

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